¿Y cuál es la mejor chuche del mundo?
Vamos a dejar de lado nuestra habitual seriedad, siempre pensando en cuáles son los mejores concursos culturales y en las estrategias más adecuadas para llevarnos el gato al agua, y por un día vamos a dejar que sean las chuches las que concursen, mientras que nosotros podemos ser el jurado. Porque a la hora de comprar chuches hay que tener claro qué es lo que se quiere, qué buscamos en una chuche, así que no vale cualquiera para juzgar tan delicado y dulce asunto.
- Lo siento, pero yo voy a empezar mi particular ranking traicionando a los amantes de los dulce y pasándome al oscuro lado salado, ya que me pirro por unas patatas fritas caseras hechas en aceite de oliva. Es lo que hay.
- en el segundo lugar si que voto por algo dulce. Soy muy fan de las gominolas, pero tienen que ser con azúcar. Prefiero comer unas poquitas menos pero que tengan azúcar. Y mis favoritas son las gominolas con forma de botella de cola. ¡Y que sepan a cola, claro! Me da igual que sean grande o pequeñas.
- Soy también muy aficionado las nubes o masmelos. donde yo vivo los niños las llamábamos «jamones» No tengo ni idea de por qué, pero así era.
- Me vuelvo a lo salado en el cuarto lugar porque necesito mi ración diaria de frutos secos. Aquí no me hagáis elegir, por favor. ¡Me gustan todos sin excepción! Para empezar cualquier aperitivo elaborado con maíz, como por ejemplo el clásico maíz frito sabor barbacoa. Pero si me daís un puñado de almendras fritas o de avellanas tostadas también soy feliz como una perdiz.
- Y no puedo acabar este ranking sin pedir algo de chocolate. Me decanto por las chocolatinas, de todas formas y colores, pero si tengo que elegir, por favor, alguna que esté elaborada con chocolate negro.
Este sería mi ranking. ¿Y el vuestro? Venga, la imaginación al poder, porque las chuches son sobre todo eso: un instante de felicidad y mucha imaginación.