Concursos literarios: un comienzo para los autores noveles
El mundo del arte, en constante renovación pensemos en la disciplina que pensemos, evoca ingenio, trabajo, innovación, deleite y belleza.
Si pensamos un poco más en profundidad, por desgracia, el oficio del arte también sigue desprendiendo esa impresión de que es un lugar en el que resulta difícil hacerse un hueco. Y es que, esta es la realidad: la sociedad valora el arte, pero no siempre pone a disposición de los artistas los medios necesarios para que sus carreras puedan construirse desde cero y consolidarse, como sí viene ocurriendo con otros ámbitos de conocimiento.
Puede llegar a resultar incluso algo paradójico, que un terreno, como decíamos, tan demandante de novedad permanezca tan hermético al talento que aún no ha sido descubierto. Los concursos, en muchas ocasiones, constituyen la única puerta abierta para los autores que quieren dar el primer impulso a sus obras, por lo que consideramos que deben ser una vía que todos los artistas nóveles expriman al máximo.
Aunque la mayoría de disciplinas artísticas cuentan con concursos específicos o pueden llegar a ser presentadas combinadas con otras a los certámenes cuyas bases fomentan la interdisciplinariedad, en esta ocasión nos centraremos en la gran ayuda que supone para los escritores nóveles la existencia de los concursos literarios.
La estrecha relación entre los certámenes y el inicio de una carrera literaria.
Si revisamos los premios de la mayoría de concursos literarios, descubriremos que casi sin excepción, la oportunidad de publicar la obra es una de las ventajas que obtendremos si resultamos ganadores. Que la poesía, el microrrelato, la novela y el teatro sean premiados con la publicación es algo que los autores que están comenzando no deben desaprovechar, pues ya sea de forma individual o en una antología, contar con una publicación es lo que abre paso a publicaciones futuras.
Seguramente nos estemos preguntando cómo es posible qué en un terreno tan amplio, una simple publicación puede llegar a convertirse en una base tan sólida. La respuesta, reside en el funcionamiento del mundo editorial.
Concursos literarios organizados por editoriales.
Como decíamos, la literatura es una de las ramas del arte en la que obtener reconocimiento resulta un poco más accesible. Las editoriales con mayor prestigio son con mucha frecuencia reconocidas incluso por el público no lector y ellas mismas plantean concursos literarios abiertos para conocer nuevos talentos. Una vez que un autor ha sido publicado por una de estas editoriales, resulta inevitable que su obra se dé a conocer y que su camino, si desea continuar, sea algo más sencillo.
Del otro lado, sucede lo mismo, las editoriales que están comenzando organizan concursos que les permitirán darse a conocer y colaborar estrechamente con los autores en el crecimiento individual de cada una de las partes.
Por estos motivos, participar en los concursos literarios organizados por las editoriales puede ser un buen punto de partida para los escritores nóveles.
Concursos literarios locales.
Las universidades, los ayuntamientos, los periódicos e instituciones similares suelen organizar también con relativa frecuencia, certámenes literarios que potencian el talento desconocido. Las condiciones para participar en estos concursos son similares a las planteadas por los concursos anteriores y las ventajas a la hora de reconocimiento y crecimiento profesional, aunque vengan por otras vías, también lo son.
Contar con publicaciones literarias en el ámbito universitario, o incluso en el ámbito del municipio asegura a los autores un reconocimiento amplio, pero también cercano. Su obra puede ser conocida con una mayor profundidad por el entorno más próximo, del pueden surgir propuestas muy interesantes donde la implicación del autor será inmensa gracias al vínculo afectivo que pueda poseer con la institución.
Como vemos, los concursos literarios pueden ser de gran ayuda para sacar a la luz la obra de muchos autores y brindarles la oportunidad de desarrollarse profesionalmente ¡no podemos desaprovecharlos!